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Sunday, January 17, 2010

Levante 16 1 2010: El Cabanyal...Enrique Climent

Valencia siglo XIX

Soy valenciano y ejerzo como tal desde siempre, tal vez por eso me siento tan afectado con lo que está sucediendo en el Cabanyal de Valencia , hace ya más de diez años.

Como tantos otros he sido un espectador interesado en lo que se estaba desarrollando en ese enclave valenciano, de un lado las intervenciones de un Ayuntamiento que pilotado por su alcaldesa quiere imponer a toda costa unas decisiones sobre un entorno concreto , el Cabanyal, con las justificaciones más peregrinas que se puedan imaginar, como prolongar una vía urbana como si esta tuviera una vocación de crecimiento incuestionable, o seudo modernizar determinada zona urbana porque les peta, de otro los afanes de unas familias, cientos si no miles, que solo quieren conservar sus viviendas, las que lo han sido al menos durante tres o cuatro generaciones, sitas en unas calles totalmente urbanas y urbanizadas , sin que les falte ninguna de las condiciones que las leyes urbanísticas valencianas establecen para ser consideradas como tales , a saber :

- Suministro regular de agua y energía eléctrica.
- Acceso a viales asfaltados (calles)
- Encintado de aceras.
- Alumbrado público
- Red de alcantarillado.

Y todo esto desde hace más de cien años.

Estos días se ha desarrollado la última escena, hasta ahora, de este drama ciudadano, cuando el Ministerio de Cultura a instancias del Tribunal Supremo ha emitido un informe sobre el maltrato, expolio, que sufriría el patrimonio artístico valenciano en ese entrañable barrio si se llevase a cabo el proyecto del Ayuntamiento.

Hasta aquí, se ha actuado por parte del Ayuntamiento con un cierto grado de aceptación de las instituciones y de las normativas vigentes, al menos aparentemente, pero de repente la alcaldesa de Valencia saca los pies del tiesto y apoyada por el Consell, ese Consell pringado hasta las cejas por las sospechas derivadas del caso Gürtel, se despacha a placer lanzando amenazas, insultos, groserías y demás amenidades por su boquita de rosa, solo porque su proyecto es descalificado por ese informe y puede dar pie a su anulación, si así lo decide el Tribunal Supremo.

El juego democrático establece que el citado informe puede ser recurrido en un plazo determinado aportando razones que avalen el recurso, pero no, ese juego solo es operativo para los simples mortales, para nuestra voluminosa alcaldesa, las normas no existen, la voluntad de los ciudadanos y sus derechos no cuentan, la historia y cultura valenciana se la pasa por donde quiere, y cualquier persona o norma que se oponga a su santa voluntad ha de ser anulada, por eso con la colaboración de su amigo Paco deciden sacar a bailar un decreto ley rebajando las condiciones que se exigen para los BIC, y así poder destruir el del Cabanyal.

¿Saben que quiere decir eso? , pues que si en alguna ocasión un alcalde o quizás la misma alcaldesa considera que las Torres de Quart están ahogando el trafico rodado de la calle del mismo nombre, decida su demolición sin más y para eso el amigo Paco y sus muchachos aprobaran un decreto ley rebajando todavía más las exigencias para decidir que es un BIC ¿Verdad que eso no sería de recibo? Pues apliquen lo mismo al Cabanyal.

Pero no queda todo en una cuestión de proteger lo que nuestros mayores nos dejaron, con ser mucho, está la vertiente social, las familias que pueden perder sus casas, su entorno, sus vivencias, sometidas al desarraigo social por un capricho de cacique municipal típico del siglo XIX español.

No vale que la alcaldesa y su Corte de los Milagros nos digan que lo hacen por Valencia, como si eso significara algo, Valencia es una simple abstracción y no tiene porque estar en los anhelos de ningún gobernante por encima de los valencianos, porque Valencia sin los valencianos no es nada, tan solo un enclave geográfico, quien le ha dado su carácter, su alegría, su maravillosa atmósfera que atrae a tantos visitantes son y han sido los valencianos, por eso quien lesiona y perjudica a los valencianos y sus derechos está perjudicando a Valencia.

Además Valencia es una ciudad donde no existen valencianos de primera intocables y valencianos de segunda a los que se puede despojar de sus casas impunemente, ya lo dice ese maravilloso himno nuestro.

Yo recomendaría al Ayuntamiento y a su máxima responsable un par de sugerencias para resolver este empastre, primero, cambien el nombre de la Avenida de Valencia al Mar y llámenle desde ahora de Valencia al Cabanyal, dejando resuelto el problema porque quedaría cumplido lo que su nombre indica.

Segundo, olvídense del Cabanyal y proyecten por ejemplo la mejora de la margen derecha del antiguo río, desde el puente del Mar hasta la plaza de América, dándole el ancho y empaque ajardinado que tiene la margen izquierda, el efecto estético y embellecedor de Valencia sería espectacular, unos auténticos Campos Eliseos valencianos, dando la oportunidad para que nuestro internacional arquitecto de moda diseñara algo acorde con el nuevo entorno. Por otra parte no habría que desalojar tantas familias como en el Cabanyal y sin tanta repercusión social dado el alto standing de las familias que allí viven, y para colmo de la bondad de este proyecto que ofrezco gratis, no peligraría ningún BIC.

Bien es cierto que eso les haría perder algunos votos, de los que tienen seguros, pero por Valencia se sacrifica lo que haga falta.

Solo me queda recordar a la alcaldesa y a su equipo de gobierno algo que quizás nunca han tenido en cuenta, gobernar es administrar, y administrar es servir, no mandar, servir a los valencianos, a todos, ya que entre todos les pagan sus confortables sueldos, incluidos esos a los que pretenden dejar sin sus casas.

Enrique Climent Laguarda.

Abusos Urbanísticos ¡NO!
Enero 2.010